Carlos, narrador y personaje principal de la novela, cuenta la historia de un amor imposible, el amor de un niño a una señora, un amor incomprendido por las personas que lo rodean, las cuales piensan que su amor más bien es una enfermedad o un berrinche.
La historia se lleva a cabo en aquél maravilloso palacio flotante que es la ciudad de México, alrededor de los años 50’s en el gobierno de Miguel Alemán, un país después de la Guerra. El desarrollo tecnológico se hace presente con la llegada de diversos electrodomésticos; desde entonces hasta ahora, prevalece el sueño de alcanzar un desarrollo económico de plenitud y bienestar; la corrupción al igual que ahora se hace presente con el enriquecimiento sin límite y apresurado de unos y la pobreza de la mayoría. Mientras que en el vocabulario se comenzaban a adoptar algunos anglicismos y el deseo de ser estadounidense crece, probablemente en estos años comenzaron a surgir los primeros gringos nacidos en México.
Carlos asiste a una escuela donde molestar a los demás niños por ser diferentes es el ‘deporte’ favorito de los alumnos, aquellos que heredaban el odio de sus padres. Tal es el caso de Toru un pequeño Japonés que creció en un campo de concentración; o Rosales y Peralta dos niños becados que vivían en las vecindades de "Los Doctores", pero Carlos que era un niño muy empático no le gustaba participar en las burlas. Mondragón, el director, resulta ser un buen profesor preocupado por la actitud que tomaban los niños que serían "el México el futuro".
Aquí en la escuela es donde Jim y Carlos se hacen amigos. Jim un niño de clase media-alta hijo de un funcionario público muy cercano al Presidente de aquél entonces Miguel Alemán, siempre presumía de su padre cuando llevaban a los chicos de las escuelas a los eventos en los que Miguel Alemán inauguraba monumentos inconclusos. Vivía en un departamento con su madre; los prejuicios y críticas de la sociedad eran (siguen siendo) la actividad favorita de los mexicanos, y la mamá de Jim era una víctima más de ellos, la criticaban por el lugar donde vivía y para los demás Mariana era la “querida” de aquel señor, era una chica de 28 años muy guapa.
Carlos es habitante de la legendaria Colonia Roma, vive con su familia, muy numerosa, tanto que no podría invitar a sus amigos por falta de espacio. Su madre, una ama de casa un poco triste, dedicada día y noche al aseo y cuidado de su casa y familia, deseosa de adquirir los electrodomésticos más modernos. Su padre, un señor dedicado a su fábrica de jabones que trata de sobrevivir a la conquista del mercado por parte de las empresas americanas. Héctor, su hermano mayor, una mala influencia para cualquier joven, amante de billares y cantinas, cliente frecuente de burdeles. Su pasión eran las mujeres, los autos y la política.
Jim invitó a Carlitos a merendar a su casa, ahí conoció a Mariana y pasó lo que uno siente cuando el sistema límbico hace de las suyas y altera nuestros sentimientos, cuando nuestro inconsciente lucha contra nuestra parte consciente para llegar a una simple pero dolorosa conclusión: Un amor imposible. Mariana tomó la mano de Carlos, así él conoció lo que era el amor y ese sentir inexplicable.
Jim y Carlos jugaron, el segundo se sorprendió ante los juguetes y comics de Jim, cuando la merienda estuvo lista, Mariana llamó a ambos niños. Ahí estaba Carlos, deseando entablar una conversación a través de miradas con ella, no quería darle una mala impresión y se portó de una forma muy educada durante la merienda. Charlaron con las preguntas típicas que hace una madre al amigo de su hijo.
Pasan semanas y Carlos se pregunta cómo pudo enamorarse de ella, busca cualquier pretexto para hablar de ella con Jim y hace todo lo posible por verla.
Oye Carlos, ¿Por qué tuviste que salirte de la escuela esta mañana?
Un día nublado, como los que le encantan, estaba en la escuela, Mondragón les daba clase y ya no resistió más, pidió permiso para ir al baño. Se escapó.
¿Por qué tuviste que decirle que la amabas a Mariana?
Llegó al departamento cuatro. Tocó. Ahí estaba ella, una hermosa Mariana que se encontraba afeitándose. Por accidente Carlos vio su sexo escondido entre el kimono que llevaba puesto. Ella preocupada le preguntó qué pasaba, si algo estaba mal. “Nada” respondió. Después de un ligero interrogatorio por parte de Mariana, Carlos al fin confesó, “Lo que vengo a decirle señora es que estoy enamorado de usted.” A partir de ahora, Carlos no sólo está enamorado de forma espiritual sino también la desea desde un punto sexual. Mariana explicó sus razones por las cuales eso no podía ser realidad, tal como Carlos lo había pronosticado. Ninguna Esperanza.
Regresó a su casa con la excusa de que se sentía enfermo pero el profesor ya había llamado a sus padres, Jim afirmó que seguro había visitado a su madre y su madre lo confirmó pero quiso ocultar lo ocurrido con una tonta mentira. Jim explicó todo lo que sucedía, Jim ya se había dado cuenta del amor de Carlos y lo denunció ante su profesor. Mondragón se encargó de que sus padres de Carlos se enteraran. En la escuela se corrió el rumor y en tu clase todo mundo se enteró.
En tu casa mamá te preguntó si fue tu hermano quien te indujo, o peor aún, fue Mariana sí, fue ella quien te lo propuso.
Sus padres lo trataron como un monstruo, un enfermo, como si hubiera hecho algo realmente malo. Su madre no podía creer lo que sucedía con su “familia perfecta” incluso pensaron que Héctor había sido cómplice, a Mariana la tomó como una cortesana que seguro había sonsacado a su hijo a hacer tal atrocidad.
Lo obligaron a confesarse en la iglesia que guardaba el recuerdo de distintas etapas en la vida de Carlos. El Padre Ferrán lo cuestionó de una forma muy morbosa, (Típica en los curas pedófilos de nuestros tiempos) e indujo a Carlos a provocar el “derrame” cuando llegó a su casa, sin embargo no lo intentó pues él sabía que es algo que la iglesia considera un acto sucio y prefirió ponerse a rezar por su pecado. Pero, ¿Cuál fue su pecado? Sin duda fue enamorarse.
Papá dijo "este niño no es normal, será mejor llevarlo al hospital".
Por la noche llevaron a Carlos al Psiquiatra donde lo interrogaron para sacar una conclusión: Buscaba el afecto familiar del que carecía en otras personas. Un simple berrinche para llamar la atención. Sólo Héctor pensaba que lo que había hecho no era malo, sin embargo veía el “error” de Carlos como una excelente forma de iniciar su sexualidad.
Por alto que esté el cielo en el mundo…
Pasó el tiempo, cambió la vida de Carlos. Creció. Su padre ya no tenía la fábrica de Jabones, pero ahora era gerente en una empresa norteamericana (La conquista del mecardo norteamericano sobre las empresas mexicanas, triunfó.), Héctor ahora era un buen hombre y trabajaba en la Universidad de Chicago y las hermanas de Carlos en Texas, él tuvo que cambiarse de escuela.
Por hondo que sea el mar profundo…
El día menos esperado se encontró con Rosales vendiendo chicles en un camión, Carlos lo siguió y platicaron, hasta que le contó que en la escuela todos se enteraron sobre su caso, pero lo peor era que Mariana se había suicidado por problemas con el “señor” que resultó que no era papá de Jim. Todos se enteraron de eso, sin embargo les prohibieron comentarlo con los demás. Carlos no podía creerlo y fue a buscar a Mariana. Tocó en cada departamento pero nadie la conocía, nadie sabía nada de ella ni de Jim.
No habrá una barrera en el mundo que mi amor profundo no rompa por ti.
Carlos se fue a vivir a Nueva York sin saber qué había pasado con Mariana, nunca supo cuánta veracidad existía en la historia que le contaron. Nunca supo si estaba viva o muerta. A pesar de todo, Carlos sólo se arrepiente de haber confesado sentir, pero nunca de haberse enamorado de Mariana.
Por: C.Carrillo.